Quien comenzara el desorden de poner su nombre a los pantalones de mezclilla o blue jeans, como se les llamaba entonces fue Gloria Vanderbilt a finales de los setenta y todas las niñas fresas algunas veces discretamente y otras no tanto competían entre ellas a ver quién tenía más pares. Era sólo el comienzo.
Creo que era 1980 cuando Calvin Klein lanzó una polémica campaña publicitaria teniendo como imagen a una Brooke Shields quinceañera quien posando de manera sensual nos seducía ingenuamente desde la televisión con el tan famoso slogan ochentero "you want to know what comes between me and my Calvins? Nothing” (¿Quieres saber qué hay entre mi y mis Calvins? Nada).
Debemos recordar que la carrera de Brooke Shields se caracterizó en sus inicios por atreverse a mostrar sólo un poco, como dando picones cuando todavía tenía los senos del tamaño de un durazno, y como muestra tenemos a la más que precoz The blue lagoon (Randal Kleiser, 1980) y a la cachonda Endless love (Franco Zeffirelli, 1981), así que una campaña publicitaria de unos inocentes pantalones vaqueros con unas poses sensualonas, no le venían nada mal, sin mencionar lo que le pagaron por ello.
Podría asegurar que esta campaña fue la primera en llevarse a cabo de una forma agresiva por vender pantalones vaqueros, utilizando a una figura protagónica entre los adolescentes, y que además de los spots televisivos se colocaron espectaculares en Times Square así como anuncios en revistas de la época.
Aquí puedes ver el video de dichos comerciales de la campaña.
Además de los Calvins, con le tiempo comenzaron a ponerse de moda otras marcas, las cuales se caracterizaban por estilizar un poco los tradicionales pantalones vaqueros Levis, Lee y Wrangler hasta entonces conocidos y cuyo propósito original era para que soportaran la carga de las duras jornadas de trabajo duro de los obreros norteamericanos.
La estilización consistía en hacer la mezclilla menos dura, un poco más delgada, ponerles costuras en los costados de las piernas, lo que le daba un toque más nice al pantalón, y algunos de ellos bordaban en la bolsita para llaves sobre la bolsa delantera derecha, el logo de la marca, lo que le daba cierto caché, sin restarle importancia al llamativo bordado de las bolsas traseras.
Ni como olvidar a los famosos Jordache o a los Sergio Valente, los más vaquerones de todos, y entonces los jeans de diseñador eran un must entre la raza para ir al cine, a guerrerear o a la Placita Longoria.
Si por lo menos no fuiste el feliz poseedor de un par de vaqueros de diseñador mencionados en éste artículo, no puedes presumir de haber gozado la maravillosa década de los ochentas.
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